Lo de los curas pederastas está muy manido, así que en lugar de dedicar un par de párrafos a hacer chistes de hombres de Dios tocando a niños en lugares impuros, prefiero pasar directamente al tema en cuestión, la salida de la iglesia a los abusos sexuales cometidos en las décadas de los 60 y 70 (que no todas las décadas). Como bien sabe cualquier persona que haya vivido en este planeta durante más de diez segundos (os sorprenderíais de la cantidad de seres humanos adultos que no cumplen ese requisito), en los años sesenta en EEUU, capital del mundo, comenzaron los primeros movimientos de hippies que promovían el amor libre y criticaban la guerra mientras tomaban ácido y escuchaban a muchos (si no todos) de los mejores músicos que ha dado el rock en toda su historia. A ritmo de Jimmy Hendrix los hippies se dedicaban a colocarse y follar allí donde podían. Claro que hacían otras cosas aparte de estar ciegos y follando todo el día, pero para lo que toca hablar ahora basta con repasar brevemente ese lapso temporal en el que la estrella de la muerte del mundo pasó de ser un templo del mogigatismo que condenaba las conductas obscenas (ocurrían igual, pero eran condenadas) al paraíso del amor libre con base en la costa oeste (y más concretamente en la ciudad de San Francisco)

"¿Por qué empiezas hablando de curas pedófilos y terminas hablando de hippies fumetas que follaban todo el día?" se preguntará, como un Mourinho cualquiera, cualquier lector con dos dedos de frente, "Al fin y al cabo, esos dos temas tienen poco, por no decir abiertamente nada, que ver el uno con el otro". Eso mismo pensaba yo, que la revolución sexual y la pederastia en las iglesias eran dos temas aislados por completo, más allá de que siguen siendo temas calificados x, dos temas que eran como el agua y el aceite.

Sin embargo, la conferencia de obispos de EEUU no piensa lo mismo, y ha presentado un estudio en el que demuestra que el motivo de los miles de casos de pederastia acontecidos durante los años 60 y 70 se debieron, no a que los curas eran unos pervertidos que frenaban voluntariamente sus instintos primarios (y nada bueno puede salir de reprimir tanto), si no a que esos pobres curas ignorantes, que habían llegado a la santa institución de la iglesia católica una o dos décadas antes, venidos de pueblos recónditos, sin apenas un ápice de cultura, se vieron llevados al "lado oscuro" por el llamado "Espíritu Woodstock". Al fin y al cabo no intentaban si no ser participes de la creciente histeria colectiva que había conforme a la liberación sexual, y como tampoco tenían mucho donde "liberar tensiones" tenían que acosar a las monjas y tocar a los monaguillos en sitios donde no les da el sol muy a menudo.

Una pirueta mortal que da la santa institución de la iglesia católica para echar balones fuera. Porque al fin y al cabo la iglesia es una institución, y como bien ha demostrado la historia de las instituciones (y por institución hablo de cualquier grupo, empresa o colectivo que supere la docena de personas), si la cagas y te pillan con las manos en la masa, culpa a otro. Siempre es mejor que reconocer la culpa, no vaya a ser que tengas que agachar la cabeza con vergüenza por algo.



(más info aquí, sí, es una noticia de el ADN, pero no se han hecho eco en ningún otro medio)

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