Hago un inciso de propaganda de la protesta (porque aparte de todo corro el riesgo de que esto se vuelva monotemático y... no es plan) para contar una experiencia personal, algo realmente curioso que ha acontecido en mi vida, o que es realmente curioso desde el punto de vista en el que mido las cosas.

Como sabréis algunos (y otros no tendréis ni puta idea) mi idea cuando vine a Madrid era la de aprender a vivir de mis dibujos. En estos tres años he aprendido un montón de cosas, mi nivel a mejorado increiblemente (siguen siendo porquería, pero ya no tanto) y sobre todo, he vivido un montón de experiencias y aventuras rodeado de gente genial en está ciudad maravillosa llamada Madrid. Por desgracia cierta tendencia propia a la autodestrucción (es algo patológico, médicos de todo el mundo me lo han mirado y nadie ha encontrado cura alguna) me ha llevado a un dique seco en el que, muy a mi pesar, he pasado gran parte de este año. Sin embargo, hace algunos meses aparecieron dos pintadas en mi calle, dos pintadas con dos mensajes que solo he podido interpretar como que mi calle, y en general, la ciudad de Madrid, tienen fe ciega en mi.

La primera que apareció (empiezo a tener la sospecha de que ambas aparecieron a la vez, pero de esta me di cuenta antes) lo hizo hará un par de meses. Un día, un lunes, salí de mi casa como otro día cualquiera y de pronto me encontré esto:

Anima ver una pintada así; "Nacido para pintar", no solo es una gran frase, si no que sirve muy bien como eslogan animador para cuando sales de casa para ir a clase a... bueno, a pintar que coño. Sin embargo, aquello era muy global, muy poco concreto. En realidad no decía nada y valía para todo el mundo. Sin ir más lejos, mi compañero de piso, que también se dedica a esto de los dibujos (con muchas más ganas, horas de trabajo y resultados que yo), podría interpretar, tal y como interpretaba yo, ese mensaje como propio. Aquella pintada era un eslogan global, un anuncio, la versión en graffiti de temas motivantes como el "Remember the Name" de Fort Minor.

Entonces hace un mes apareció, a escasos veinte metros de la anterior, esta pintada:

Para los que no lo sepáis, o no lo hayáis deducido ya, 1989 es, aparte del año en el que se calló el Muro, el año en el que nací.





Amo Madrid. Y parece que el sentimiento es mutuo.

No hay comentarios: