Lo de Trump

(en esta entrada no voy a hacer un análisis en profundidad del resultado de las elecciones estadounidenses, no voy a hablar de factores como la crisis económica, o el cierre de fábricas, o el hecho de que el ganador se enfrentara a una política sin escrúpulos, mentirosa y manipuladora, que de no haber tenido un payaso de circo delante nos parecería lo puto peor a todos. No quiero hablar de eso porque quiero centrarme en otra cosa distinta)



Que haya ganado Trump, como lo fue que ganara el Brexit en Inglaterra, o el No a la paz en Colombia, me parece un fracaso. Creo que los ciudadanos estadounidenses han votado como presidente a un payaso de circo, a un cómico. Para mi es como si en España pusiesemos de presidente a Álvaro Ojeda, es algo tremendamente irresponsable y potencialmente peligroso, y de ninguna manera, por más explicaciones que me deis, me vais a convencer de que no ha sido una idea malísima.

Ahora bien, la reacción general de la red (y el mundo real viendo las protestas) a la victoria de Trump y la campaña general en su contra antes de las elecciones, me parece parte del problema y no parte de la solución, y me parece que, y lo siento mucho, no estáis ayudando nada. Estáis de hecho empeorando las cosas.

Hay muchos motivos por los que Trump ganó, y que "todos sus votantes son unos idiotas racistas misóginos que quieren conservar este sistema heteropatriarcal blanco" no es uno de ellos. Porque, sí, de acuerdo, como el Brexit, la campaña de Trump estaba plagada del conservadurismo más rancio y el subtexto más racista, y, como al Brexit, lo apoyaba lo peorcito del país en esos temas, pero no todos los votantes de Trump son así. E insultar y llorar y hacer esas cosas... no sirven, porque la gente no aprende así.

Cuando ganó Trump yo me enfadé, como todos, y como todos, me salieron insultos. Tengo una entrada muy insultante guardada en la carpeta de borradores que no llegué a publicar y que escribí unas horas después de que se supiese el resultado. No la publiqué porque estaba en caliente, porque tres fallos de tres me parecían suficientes, y porque estaba verdaderamente enfadado y decepcionado. Ahora estoy decepcionado, pero ya no estoy enfadado, y siento que es el momento de que pensemos por qué 2016 ha sido un año tan nefasto para la gente de izquierdas y el pensamiento progresista. Creo que es el momento de hacer examen de conciencia y analizar lo sucedido.

Creo que es el momento de pensar en por qué el mundo está tan polarizado. Y pensar que parte de culpa tenemos nosotros.

Y ahí es donde entra la superioridad moral de la izquierda.

Sería muy hipócrita por mi parte no reconocer que yo también peco de esto. Y sería hipócrita por mi parte decir que no creo de corazón que unas políticas más progresistas y sociales son lo que la humanidad necesita para progresar, que no veo como algo atroz, inhumano y terriblemente malvado el individualismo de la vertiente más liberal (liberal como decimos en España, no como dicen en EEUU) y más capitalista. Pero soy plenamente consciente que no debo hacer de menos a la gente o tratarla peor o mirarla por encima del hombro, porque yo no soy nadie para hacer eso. Yo no soy la persona más empática del mundo, ni la más solidaria, ni la más nada, así que vería ridículo mirar por encima del hombro a gente que no ve como algo malo el mover una empresa a un país subdesarrollado en donde no hay derechos para los trabajadores. Por más jodidamente horrible que me parezca eso. Porque yo no me voy a ir a Camboya a luchar por los derechos de los niños que cosen zapatillas. Porque yo no soy una parte activa de la solución, como no lo sois casi ninguno, por otra parte.

La radicalización de las opiniones progresistas (algo absolutamente irónico por otra parte) ha aumentado el rechazo de dichas opiniones de la gente que no se considera a si misma ni de izquierdas ni de derechas. Y es normal. Si tengo que elegir entre la persona que me está insultando por (al menos desde mi punto de vista) ningún motivo en absoluto y los otros... voy a elegir a los otros. Porque la izquierda ya no está dispuesta a escuchar la opinión de los de más ni poner en duda nada de lo que se dice. Porque la izquierda sabe que tiene razón.

¿Veis el problema?

Las ideas de la izquierda se han convertido casi en una religión. Se han convertido en dogma.

Y debemos hacer examen de conciencia todos.

Y, más importante aún, debemos reconocer que nos hemos equivocado y abrir el diálogo al resto. Porque no todos los de el resto son gente que quiere construir muros. No todos los de el resto son gente que quiere agarrar a las mujeres del coño. No todos los de el resto son Donald Trump. No todos los de el resto son Nigel Farage. No todos los de el resto son Álvaro Uribe y los predicadores de garaje.

Estamos tan cegados en nuestra fantasía de verdad absoluta que eso, eso tan básico se nos ha olvidado. Y se nos ha olvidado a todos.

Lo más triste es que estamos consiguiendo lo contrario. El rechazo que provoca la izquierda ahora da victorias a los verdaderamente malos. Da victorias al discurso racista, al miedo, a la división, a la guerra. Debemos cambiar nuestro discurso. Debemos abrirnos al dialogo. Estar dispuestos a escuchar, conversar y encontrar lugares comunes en lugar de descartar como los malos a todos los que no piensan igual que nosotros.

Eso sí, y digo esto a riesgo de sonar contradictorio, no puedo considerar estos resultados como algo aceptable. 

Pero creo que ahora toca que nos sentemos a hablar y entendamos que es lo que ha pasado y que es lo que podemos cambiar para que no se vuelva a repetir.





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Lo que en realidad quería decir con toda esta entrada es que llevo con este blog más de seis años. Empecé a escribirlo con 21 años (que ahora parecen tan lejanos...). Mi modo de pensar entonces era muy diferente al de ahora, y basta con mirar un poco el archivo de este blog e ir a las primeras entradas para darse cuenta de eso. Con los años mi manera de ver las cosas ha ido evolucionando, y he ido viendo más problemas en mi que he intentado corregir. Uno de los aspectos en los que más he generado conciencia es en el modo en el que trataba a las mujeres, en los micromachismos que cometía inconscientemente y en ser más consciente de los micromachismos que aceptamos como "normales" día a día. No se en que momento pasó eso (que empecé a pensar así) pero en algún momento lo hice. Y aunque no soy nadie perfecto en esos temas y todavía cometo un montón de errores (y seguiré cometiendo errores porque como dijo Nacho Vigalondo una vez, "no creo que puedan existir los hombres feministas" -parafraseando porque no quiero buscar la cita exacta), intento mejorar.

El caso es que cuando me di cuenta de esas cosas, me di cuenta de las cosas malas que hacíamos en mi grupo de amigos. Y soy plenamente consciente de que mis amigos no son machistas, no al menos en un sentido estricto, no creo que ninguno de mis amigos personales cercanos considere a los hombres como los seres superiores, o que las mujeres deberían "parir y ya" y que no deberían salir de la cocina y de más. Pero, como me pasa a mi, mis amigos cometen errores. Pero como les conozco, como sé como son, sé que que hagan un chiste racista o machista no implica que ellos lo sean. Que hagan un comentario pasado de vueltas no implica que sean Satanás.

También da la casualidad que mi familia es, mayormente, de derechas, y tampoco he pensado de ellos jamás que fueran el demonio o lo peor o malas personas.

Entonces no entiendo como he podido dejar que mi descontento por los resultados de las diferentes elecciones, por más que crea en lo que hablaba antes, me ciegue con los desconocidos. No entiendo como he dejado que unos resultados malos me hayan hecho pensar tan mal de gente a la que no conozco de nada.

Radical

Vivimos en un mundo donde el termino "Social Justice Warrior" es un insulto.

Analicemos esto un segundo.

En los ultimos dos años ha habido una creciente preocupación, especialmente entre la gente joven, por reivindicar luchas sociales como el feminismo y los derechos de las minorías, hasta el punto que la corrección política parece controlar las decisiones creativas de muchas de las empresas que se dedican al entretenimiento. Esto es ejemplificable por el boom que han sufrido las películas protagonizadas por mujeres o por como el estereotipo clásico de mujer en el cine (la mujer en apuros) ha sido progresivamente cambiado. Esta supuesta "discriminación positiva", junto con el hecho de que gran parte de estas nuevas personas preocupadas (y que son muy vocales en las redes sociales) se hayan radicalizado (hasta el punto que, supuestamente, fuerzan a grandes empresas a tomar decisiones) ha provocado, como suele pasar, una reacción opuesta y de igual fuerza en Internet.

Basta con entrar en cualquier página en la que se discuta cualquier cosa para que temas como el feminismo surjan en la sección de comentarios y las dos partes peleen verbalmente durante días.

El problema es que el feminismo, la lucha por los derechos de las minorías, y en general tratarnos de un modo más amable y humano no son algo malo. Que existan (y no niego que existan) radicales defensores de esta postura que saltarán por las mayores estupideces y hablarán mierda acerxa de estos temas no significa que la llamada "justicia social" sea algo negativo, PORQUE NO LO ES.

Sin embargo, "Social Justice Warrior" es un insulto.

Es ridículo, y muy preocupante, que por culpa de cuatro gatos hayamos convertido algo objetivamente bueno, algo que objetivamente nos ayudaría a progresar como especie, en algo negativo. Me resulta absurdo, estupido y me da mucha lástima que el termino "SJW" sea un insulto hoy en día. Porque necesitamos "Guerreros de Justicia Social". El mundo los necesita.

Pero es lo de siempre, es una cuestión de radicalismos y como nos tomamos esos radicalismos. El hecho de que haya radicales en algun grupo, descarta al grupo de forma sistematica. No importa las ideas que pueda tener esa mayoría moderada (porque la mayoría es SIEMPRE moderada), si hay radicales, todo el grupo y todas sus ideas quedan automaticamente descartadas.

Y es muy triste y muy absurdo esto.

Nativos Extranjeros

No voy a hablar en detalle de la controvertida ley sobre el burkini (o lo que sea) que salió en Francia, sobre todo porque si no estoy mal hoy (o ayer) se han tomado medidas para solucionarlo. Sin embargo, encuentro entre los defensores de dicha normativa una pauta común muy preocupante.

La defensa general en favor de la prohibición del uso del burkini, coincide en dos cosas fundamentales; la idea de "Hay represión en sus países, ¿por qué coño no va a haberla en los nuestros?" y "Son las normas de Francia, es normal que Francia combata a sus enemigos y si no les gusta pues que no vengan, yo si voy a su país respeto sus costumbres y ellos deberían hacer lo mismo".

El primer punto me preocupa pero es reflejo de una actitud de la civilización occidental (y de la humanidad así en general un poco también) tan común que ya me he resignado y no creo que cambie nunca. Y es que el ojo por ojo nos parece mejor que el intentar ser mejores personas. Hay que joder antes de que te jodan y es mejor vengarse que perdonar. Esto, como ya digo, es tristemente común y en mi opinión uno de los pilares fundamentales de por qué nunca avanzaremos como especie, pero también es una entrada para otro día y no me quiero alargar.

El segundo, que es el que me interesa, me resulta la mar de curioso. Porque gira en torno a la idea de que todos los musulmanes que hay en Francia (o en cualquier país de Europa) son extranjeros. Es mentira, claro, pero es una concepción muy loca y jodida que tiene mucha gente, mucha además joven, que por algún motivo siguen viendo a Europa como el continente blanco que hace años que dejó de ser, en el que cualquier persona que no sea lechosa o que se llame Mohamed es, automáticamente extranjero. Poco importa que haya nacido en el país galo (o cualquier otro país europeo) y que incluso su padre (porque ya hemos llegado al punto en el que hay casi abuelos musulmanes nacidos en Francia) lo haya hecho, porque esa persona es marrón y se llama Said, y es musulmana, así que no es francesa y jamás lo será.

Y yo me pregunto, ¿Cuanto tiempo tiene que pasar para que la multiculturalidad de un país se tenga en cuenta a la hora de hablar de las costumbres de dicho país? ¿Es una cuestión de tiempo o de número de personas? Si es de tiempo... pues quizás, imagino, cambie algún día. Pero si en cambio es de número... ahí ya sí estamos jodidos. Porque nacerán generaciones de musulmanes en países europeos y nunca dejarán de ser extranjeros. Vivirán en su propio país sin dejar de ser nunca extraños a todo lo que le rodea. Y es una idea muy jodida esa ¿no? El ser rechazado por tu nación de forma permanente, el ser para siempre un extranjero en el lugar que te vio nacer a tí y a tu padre.

No sé... a mi me crearía mucho resentimiento eso.

Hablando mierda

Me he dado cuenta que paso más tiempo discutiendo sobre chorradas en Internet que sobre temas serios.

Y me he dado cuenta también que es una cosa común. Hay más gente hablando ahora de si Escuadrón Suicida es buena o mala o de fútbol que la que hay discutiendo sobre si es ético que consideremos a un explotador infantil como Amancio Ortega un héroe nacional, o el hecho de que España esté a punto de llegar a sus terceras elecciones y que no parezca haber esperanza de que se forme gobierno en las terceras a no ser que el gobierno actual, ese que tiene un ministro del interior que condecora a personajes imaginarios con medallas militares, que se jacta de tener conversaciones con las voces de su cabeza (que además le ayudan a aparcar), que conspira contra la oposición, y en cuyo mandato se aprobó una ley que convierte a España en un estado policial, gane por mayoría absoluta.

Y he estado pensando ¿Por qué hablamos de mierda en lugar de hablar de cosas importantes?

La respuesta a la que he llegado, que creo que es la más obvia, es que para los temas importantes tenemos que educarnos, y para hablar de lo otro no.

Cualquier idiota es un experto en fútbol y cualquier idiota puede hablar de cómics, cine, y tipos hipertrofiados en mallas en general, pero si alguien quisiese hablar de... no sé, derechos humanos, el estado de la economía, o como podríamos hacer para que las grandes corporaciones dejasen de estar controladas por avaros sin moral que prefieren explotar a trabajadores en países subdesarrollados para amasar fortunas a... no sé... no hacerlo, y lo que dice de nosotros que esto, que es vox populi, nos importe tan poco como para que sigamos consumiendo y deseando los nuevos productos de los hijos de puta que se hacen millonarios a costa de la vida de miles de personas, uno tendría que leer sobre esos temas libros tochos sin dibujos, escuchar a gente aburrida hablar sobre temas que son un coñazo y LEER EL PERIÓDICO Y MOVIDAS.

Perdonad mi lenguaje, pero es un poco una puta mierda eso ¿no?

Quiero decir... si dedicásemos el mismo tiempo y le pusiésemos las mismas ganas a discutir sobre como hacer del mundo un lugar mejor, que las que invertimos en discutir como podría la multinacional multimillonaria Warner conseguir ganar a la otra multinacional más millonaria aún Disney, es muy probable que en poco tiempo consiguiésemos solucionar los problemas del mundo.

O hacer estallar la tercera guerra mundial. La verdad es que no tengo claro que pasaría primero.

La cosa es que no puedo pediros que dejéis de hablar de estupideces sin importancia y frunzáis el ceño y habléis de temas serios porque, la verdad, yo no voy a hacerlo, y sería hipócrita pediros que lo hagáis. Pero no deja de ser triste, y no deja de decir mucho de lo mucho que apestamos como especie, que nos interese más la opinión de Jared Leto sobre como ha quedado Escuadrón Suicida, o la enésima discusión entre Justin y Selena, o el hecho de que más gente se haya dado cuenta de que Dalas Review es una mierda humana que... yo que sé, el estado del mundo. Las cosas importantes.

Y no solo es que no pueda hacerlo, es que tampoco quiero hacerlo. No quiero pediros que dejéis de hablar mierda, porque aunque dejaseis de hacerlo eso no significa que de pronto se os generase una conciencia.

No.

La gente no tiene conciencia.

Por eso el mundo está como está.

Y lo más triste es que no podemos ni queremos hacer nada para cambiarlo.

Los héroes anónimos



Este es el nuevo anuncio de Ciudadanos, de cara a las elecciones generales que se celebran en Junio. Es un spot muy nocivo con uno de los mensajes más terribles de la gente liberal, y es que "si quieres algo, tienes que pelear por conseguirlo"

Este mensaje, de por sí, no es nocivo, de hecho es algo con lo que estoy de acuerdo, el problema es lo que implica detrás. La idea detrás, representada en el anuncio por el Pablo Iglesias de Hacendado, es que cuando alguien de izquierdas pide cosas las pide porque no está dispuesto a trabajar para conseguirlas. La idea de que la izquierda es vaga y lo quiere todo gratis.

Yo nací en el seno de una familia pudiente. No éramos millonarios, pero mis padres tuvieron cinco hijos (soy el quinto yo) y nunca he sentido que tuviesen problemas económicos de cara a brindarnos una buena educación o comida, o techo o bueno... lo que sea. Yo de pequeño (y hasta la crisis más o menos) tenía sanidad privada por ejemplo, estudié en un colegio de pago y tres de los cinco hermanos fuimos a una universidad privada. Cuando mi hermano mediano se estaba sacando el doctorado terminó trabajando en un laboratorio en San Sebastian en el que, por tema de recortes, no pudieron pagarle durante meses y mis padres se hicieron cargo de sus gastos sin problema alguno, porque podían hacerlo. Pero soy consciente que un porcentaje muy alto de la población no tiene la suerte que tuve yo. No tienen un padre capaz de cubrir sus gastos en educación y sanidad o un padre que, al recibir un primer sueldo que sea una miseria, no tiene problema en continuar ayudándolo económicamente. Hay mucha gente para la que las circunstancias son infinitamente más jodidas y tiene que luchar toda su vida por obtener un mínimo de las posibilidades que da nacer en el seno de una familia bien, gente que cuando recibe como primer sueldo una miseria no le vale porque tiene que pagar cosas, gente que si no existiese la educación pública no podría haber recibido una educación, gente que de no haber existido la sanidad publica, quizás no se hubiese podido operar de aquel problema que tuvieron porque ningún seguro les hubiese cubierto. Y es gente a la que todas esas cosas le pasan de inicio. Sin importar si es un vago o el mayor trabajador que se ha visto nunca. Le pasan porque cuando tocaba repartir las cartas a ellos y ellas les salió perete*.

La posición de "se pide la ayuda del estado porque no se quiere trabajar para conseguir eso" es la posición de un niño bien que asume que todo lo que ha tenido en la vida es normal. Que asume que si sus padres pudieron hacerlo, los tuyos deberían haber podido también. Que es incapaz de ver las clases sociales y que tiene empatía cero. La posición de "la izquierda es vaga y lo quiere todo gratis" es la posición de alguien a quien el resto de los seres humanos no le importan una mierda. Es la posición de alguien que es mala gente. Es el "a mi nadie me ha regalado nada" cuando tu padre te pudo pagar sin problemas una educación en unos colegios y universidades de puta madre y resulta que tenía amigos en la junta directiva de la empresa en la que trabajas. Y no digo que los pijos no trabajen para conseguir las cosas, los hay que no claro, pero no voy a ser tan falaz de decir que a todos los pijos del mundo solo porque les tocaron buenas cartas les va bien en la vida. Los hay que trabajan durísimo por llegar a lo más alto, pero sinceramente, si la vida es una carrera, no es lo mismo trabajar duro y salir desde la salida que trabajar duro saliendo cien metros por delante.

Derechos como la sanidad, la educación, o una reforma laboral que defiende que una persona gane lo mínimo para tener una vida digna (es decir, no tener que hacer malabares para pagar el piso y la comida y no poder plantearte tener hijos o una familia o cualquier cosa porque apenas llegas a final de mes) no es "pedir cosas porque no se está dispuesto a luchar". Es porque todo el mundo tiene derecho a esas cosas.









*"Perete", en el mus cuando de mano te dan un cuatro, un cinco, un seis y un siete. La peor mano de todo el juego.