El caso es que somos idiotas. Sí, lo somos. Al menos como colectivo claro, individualmente cada uno es de su padre y de su madre, y los habrá más y menos listos, ¿pero como grupo? tontos perdidos. Es la única explicación razonable que veo. Que, como masa, seamos idiotas. Suena un poco triste y descorazonador, pero prefiero pensar que somos todos idiotas a pensar que no lo somos y que, por ejemplo, permitimos que los políticos sigan cobrando lo que cobran, con derecho a sueldo vitalicio los ministros (TODOS los ministros), haciendo lo que hacen, porque en realidad no nos sale de los cojones hacer nada para cambiarlo, o lo que es peor, no tenemos absolutamente ningún poder para vencer al sistema.

La pregunta ahora sería "¿Se puede dejar de ser un colectivo de idiotas?" y la única respuesta factible (al menos dentro de un espacio de tiempo razonable -por ejemplo, de aquí a que nos muramos todos) que veo, de la que cada vez estoy más convencido, es que no. La podredumbre del sistema es tan antigua y está tan arraigada a nosotros mismos que arrancarla de cuajo es imposible. Hay que cambiar demasiadas cosas para que esa idea sea posible. No se trata solo de, por ejemplo, cambiar el sistema educativo en busca de que las generaciones futuras sean algo más sensatas. Primero porque aunque se realizase el cambio, habría que partir de una generación en concreta (por ejemplo, la generación de niños que este septiembre empezará primaria y las siguientes a ellos), y es probable que la influencia de las generaciones viciadas por el sistema educativo paupérrimo que sufrimos ahora (eso a lo que a los medios les gusta llamar "generación ni-ni") tirase por tierra los esfuerzos por motivar a los alumnos. Y segundo (y casi más importante) porque la sociedad no está preparada para un cambio tan drástico en el sistema educativo. Es así, a la masa idiota que compone este planeta no nos gustan los cambios, y bastaría realizarlos en un solo colegio publico para que asociaciones de padres de todo el país pusiesen la voz en grito. Es lo que pasa con los cambios.

Para que la masa dejase de ser idiota, como primer paso, deberíamos de cambiar nosotros a nivel individual. Por ejemplo, un pequeño cambio (pequeño pero enorme si lo hiciésemos todos) que podría realizar la sociedad sería el de empezar a aceptar como factibles visiones del mundo que poco o nada tienen que ver con la nuestra. Por ejemplo: El tema Bildu. Bildu, el partido de la izquierda nacionalista vasca fue aprobado ayer, AYER, para poder presentarse en las elecciones. No voy a votar a un partido nacionalista, no estoy de acuerdo con lo que dicen los partidos nacionalistas, pero ¿Declarar ilegal una forma de pensar? ¿En serio?. Porque de eso se trata lo de ilegalizar partidos políticos. No es "quitar posibilidades de acceso al poder" es descalificar sistematicamente un modo de pensar.

Pero no importa porque a ojos del gran publico (y como dijo hace poco Jose A.Perez en su blog) Bildu es ETA, y ETA son unos asesinos de mierda.

Lo malo de la democracia y de la libertad de expresión, es que son un arma de doble filo, o al menos, de doble filo para las personas de pensamiento único (que no son, ni mucho menos, cuatro gatos): Que debes aceptar cualquier tipo de pensamiento, aunque no estés de acuerdo con él. Incluso aunque Bildu fuese ETA, incluso aunque Bildu estuviese hablando de matar a los españoles porque son el enemigo a batir, habría que permitir que se presenten a las elecciones. Así funciona (al menos desde mi punto de vista) la libertad de expresión, un concepto antiguo que hace mucho perdió su significado y cuya perdida se ha debido, en cierta medida, al aborregamiento y crecimiento desmesurado de la estupidez humana. Al menos como colectivo.

Al final dejo solo una cita y un vídeo, la primera, la cita, comúnmente atribuida a Voltaire y que en realidad pertenece a Evelyn Beatrice Hall (gracias wikipedia) resume bien la idea que nos haría ser un poco menos tontos como colectivo. El video es parte de una de las ultimas actuaciones que hizo el viejo humorista (ya fallecido) George Carlin y en donde habla, entre otras cosas, de los derechos y privilegios humanos, 10 minutos de monologo donde además de reíros seguro que os hace pensar un par de cosas (y eso siempre es mejor que cualquier cosa):

"No estoy de acuerdo con lo que dice pero defenderé hasta la muerte su derecho a decirlo"


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