Hemos frivolizado nuestras vidas.

Vendimos nuestra vida privada a cambio de nada, transformamos nuestras historias en las vidas de famosos sin privacidad, nos convertimos en los paparazzis de nuestros momentos intimos, mercenarios de cotilleos baratos que vendíamos nuestras propias exclusivas a cambio de nada. Una breve conversación de noche, borrachos en una discoteca, y pasas a ser "amigo" en Facebook, pasas a conocer mis secretos más recónditos, a ver mis fotos más privadas. Verme con mis amigos, con mi familia, en viajes, cenas, celebraciones, momentos intimos, momentos no tan intimos, momentos en los que todo va bien, tristes momentos de alcohol... la vida en código binario.

Soy un gran defensor de las redes sociales, creo que sus elementos potencialmente positivos superan ampliamente los negativos, pero si algo debo achacarles, si hay algo con lo que no estoy de acuerdo y me parece "mal", es en lo que han convertido nuestras vidas.

Deberíais preguntaros una cosa; ¿Cuantos de los "amigos" que tenéis agregados pasan de "conocidos" en la vida real?. Se que suena a pregunta de esas que ponéis en el tablón pidiendo a sus visitantes que lo cuelguen en el tablón de sus allegados para demostrarles su amistad, pero creo que es la pregunta clave que hacerse a la hora de pensar en las redes sociales. Porque esa pregunta me lleva, de forma directa e inevitable, a otra mucho más terrorífica que la anterior; ¿Cuantas de esas personas quieres que sepan absolutamente todo de ti?

Hemos vendido nuestras almas, nuestros secretos más intimos, nuestras vergüenzas de forma gratuita. Nos subimos a la red sin esperar absolutamente nada a cambio, porque en el fondo, todos somos unos cotillas de mierda, y frivolizar nuestras vidas era un precio muy pequeño si con ello conseguíamos espiar las de los de más. No solo en Facebook, Twitter se ha extendido tanto que ya no hay famoso sin él (habría que entrecomillar eso, muchos de ellos no se escriben sus cosas) y la expansión de las videocámaras en los móviles ha convertido YouTube en la hemeroteca del futuro, no era raro escuchar hace algunos años, la frase "Si no está en YouTube, no existe".

Y esto solo va en aumento. Olvidaros de el concepto de "vida privada", ha sido regalado al mundo para siempre. No solo porque ahora tus jefes puedan vigilar lo que haces cuando sales de la oficina, si no porque las generaciones futuras llegarán al mundo sin vida privada. Mi hermana por ejemplo tiene dos hijos, dos niños estupendos, y sube fotos suyas en la playa y en momentos graciosos de sus vidas al Facebook. No me parece mal, estoy más que seguro que tiene esas fotos privatizadas para que solo sus "amigos" puedan verlas (y mi hermana ya tiene una edad en la que no va por ahí agregando a toda la gente que conoce en los bares), además de que el hecho de que las suba nos permite a mis hermanos y a mi, que no es que les veamos mucho en persona (ella y sus hijos viven en Cádiz, mis otros tres hermanos viven en Bilbao -uno de ellos en Donosti dentro de poco- y yo vivo en Madrid), así que de alguna manera eso nos sirve para ponernos al día sobre el estado de mis sobrinos.

Sin embargo no dejo de pensar que al final, mis sobrinos, que uno aún no ha llegado a primaria y el otro la última vez que la vi apenas sabía decir cuatro palabras bien pronunciadas, tendrán sus vidas registradas en la red desde siempre y hasta el final. Toda su vida, su existencia, su paso por el planeta tierra, registrada en el océano salvaje de Internet. Y como ellos toda la generación de niños de YouTube. Vidas enteras, desde el principio hasta el final, registradas en unos y ceros. Escritas con tinta imborrable en servidores de vete a saber donde. Claro que también mis sobrinos se aprovecharán de todas las ventajas que ofrecen ahora las nuevas tecnologías (la instantaniedad para ponerte en contacto con personas al otro lado del planeta por ejemplo), pero no deja de parecerme... no se, "triste", que su vida privada vaya a estar expuesta desde siempre, como si del hijo de Julio Iglesias (o cualquier otro famoso que venda exclusivas al Hola!) se tratase.

Y mientras pensaba en todo eso me he acordado de este genial corto:


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