Hace mucho que me cansé de odiaros. Hace mucho que me cansé de enfadarme y frustrarme y cagarme en todo. Y cuando me cansé decidí dejarlo atrás, y al final lo conseguí.

No soy feliz ahora. Tampoco soy infeliz. Ni estoy furioso. Ni nada.

Ahora soy. Supongo que eso es lo que importa realmente.

Hay todo un mundo ahí fuera.

Mind Blowing.

Hace dos días mi gran amigo (y lector habitual) Bosco me enseñó el futuro de los cómics. Bueno, miento, quizás no "EL futuro" pero sí "UN futuro" y desde luego el paso adelante más lógico y sensato que he visto. Estoy hablando de la editorial Thrillbent.

Thrillbent es un proyecto que comenzó hace casi un año Mark Waid. Este tipo, para el que no le conozca, es un reconocido guionista de cómics, conocido sobre todo por ser el guionista de uno de los mejores cómics de DC de todos los tiempos, Kingdom Come, una historia que, sí los superhéroes son los mitos modernos, supone el libro de las revelaciones de los tebeos (de hecho está concebido un poco así). Pero no se trata de hablar del pasado de este tipo, si no de su presente y de cómo Mark Waid ha propuesto un modo de cambiar la industria de los cómics, no es la idea más original del mundo (me suena haber visto cosas parecidas antes que esto) pero nunca había visto algo a esta escala.

El tipo un día se preguntó algo que yo llevo preguntándome mucho tiempo, ¿Cómo se puede aprovechar el cómic de las plataformas digitales? y lo que se respondió fue esto:


En serio, me ha dejado muy loco descubrir esto. Para empezar porque creo que su sistema dinamiza enormemente la lectura del cómic en un ordenador, abriendo un montón de nuevas estrategias narrativas para los autores. La falta de limitaciones de la página juega a su favor a la hora de contar su historia y el que sea el lector el que le de el ritmo y el que deba "pasar la página" lo mantiene fiel al ritmo y al espíritu del cómic. Me siento cómo cuando empezó el cine sonoro.

Su sistema de monetizar la idea además es exactamente la misma que había tenido yo ya, la distribución online a precios competitivos porque la parte cara de la producción de cómics (imprimirlos y esa mierda) no la tienes y puedes permitírtelo. Que "cubra gastos" es la mejor noticia que podía darme. Lo de la App y de más para el Ipad también lo había pensado, me muero de ganas por ver cómo le va eso.

No sé, me explotó la cabeza el otro día cuando me enteré. Es lo más sencillo y a la vez más genial que he visto en mucho tiempo.

En 1986 DC publicó una miniserie escrita y dibujada por Frank Miller conocida cómo "El regreso del señor de la noche". La historia, que pasaría a convertirse en uno de los mejores cómics de la historia, trata en cierto modo sobre la inevitable muerte de Batman, al tiempo que aprovecha para definir que es lo que convierte al murciélago en lo que es. Claro que es una visión absolutamente exagerada del detective, presentándolo cómo un sociopata obsesionado con su lucha contra los criminales que decide volver a vestirse de Batman (en un mundo que ha prohibido los superhéroes) más por puras ganas de partirle la cabeza a alguien que otra cosa. Es un Batman violento y viejo, sin filtros, y esa versión exagerada y extrema del personaje sirve para acentuar el sentimiento general de la obra de que uno se encuentra ante los días finales del personaje.

20 años después, DC intentaba luchar contra Marvel y su universo Ultimate cuando se les ocurrió la idea de los "All-Star...". Estas miniseries presentarían a los héroes clásicos de DC pero alejados de su continuidad original, lo que daba la posibilidad a los autores de hacer de verdad lo que les diese la gana con los personajes. Hasta donde sé el proyecto solo abarcó dos miniseries, una de Batman sobre el origen de Robin que debe de ser horrorosa (y que irónicamente escribió Frank Miller) y otra sobre Superman, de la que vamos a hablar ahora. Para la de Superman DC llamó a Grant Morrison, uno de los mejores escritores de cómic contemporáneos que por aquel entonces acababa de terminar (por decir algo, habían pasado dos años) de maravillar al mundo con la que posiblemente sea la segunda mejor etapa de los mutantes de Marvel, la serie New X-Men. Morrison no era un novato ni mucho menos y para el proyecto contó (desconozco si idea suya o de la editorial) con uno de sus colaboradores habituales, Frank Quitely, que es a muchos niveles para los dibujantes de cómics contemporáneos lo que Morrison es para el guión.

La idea de Morrison terminó resultando, no se si intencionadamente, en una revisión de "El regreso del señor de la noche" de Superman. Lo que en la obra de Frank Miller era un futuro distópico en el que la Guerra Fria no se había detenido si no que estaba en su peor momento y en el que los héroes habían dejado de ejercer por orden del gobierno (¿Cómo? ¿Qué eso ya lo había hecho Watchmen? ¡Qué va!) en este caso es un presente lleno de luz, exactamente lo que es Metrópolis a diferencia de Gotham. Lo que en el cómic del murciélago era un héroe más exagerado y loco que nunca en esta es un hombre del mañana más perfecto y poderoso de lo que ha sido nunca, y lo que eran luchas contra viejos enemigos, bandas nuevas y tejemanejes políticos, en este son doce trabajos. Pero a grandes rasgos la forma de acercarse a las bases del mito de Superman a través de la exageración de sus virtudes, la sombra de la muerte ciñéndose sobre el héroe constantemente y demás no deja de ser lo mismo que hicieron en 1986 con Batman.


Y cómo aquel, este All-Star Superman funciona perfecctamente. Si algún día os habéis preguntado que hace a Superman lo que es y porque es un personaje tan jodidamente bueno, este es vuestro cómic. Porque presenta a un héroe invencible y capaz de todo (hay en un momento dado que Superman crea vida) y a la vez a un hombre que ve que su vida se acaba y que, cómo cualquier hombre que ve que su vida se acaba, se plantea si ha merecido la pena y si ha cumplido todas las cosas que tenía pensado hacer. Es una historia épica, divertida, graciosa y dramática, que es cómo deberían de ser todos los cómics que merecen la pena. Por supuesto que algunos capítulos merecen más la pena que otros, pero la constante duda de si al final el héroe morirá o no (y cómo y cuando ocurrirá) ayuda a hacerlo más llevadero. Además, incluso el peor de los capítulos tiene algo que hace que merezca la pena que se lea.

Pero nada sería de un cómic sin sus dibujos, y en este caso toca hablar de alguien polémico y que, aunque realmente esté bastante aceptado, sigue siendo uno de esos autores que o amas o odias. Personalmente amo el trabajo de Frank Quitely, pero porque soy un gran fan de los autores con personalidad y de los dibujantes que intentan darle ese toque pseudo-europeo al cómic clásico americano. En este caso particular Quitely se marca el que es sin duda el mejor trabajo de su carrera. Cuando tiene que ser épico es Braveheart, cuando tiene que ser espectacular deja en bragas a la mejor superproducción de Hollywood y cuando se pone dramático te saltan las lagrimillas. El acting de sus personajes, algo a lo que no se le da suficiente importancia es impresionante, Superman es una persona y Clark Kent es otra diferente, hace lo que hacía Cristopher Reeve en la película de Richard Donner pero a través del dibujo (y, porque no decirlo, mejor). Su narrativa además es de otro planeta en algunos momentos, arriesgando y jugando con la página y sus limitaciones cómo solo pueden hacer los grandes.

Antes de leer este cómic ya me gustaba Quitely, ahora está en mi top de dibujantes favoritos de la historia.

En definitiva este cómic es un "must read". No es "El regreso del señor de la noche", pero es una deconstrucción genial del mito de Superman, una obra maestra perpetrada por uno de los mejores equipos de autores del cómic contemporaneo.

(por cierto, hay una película de animación muy chula basada en el cómic que también os recomiendo).

El motor sexual

Casi todas las cosas que haces a lo largo del día están relacionadas de algún modo con el sexo. Esto se reduce considerablemente cuando uno tiene pareja, pero solo es porque el sexo (cómo concepto) ha sido conquistado y ya no hay necesidad de seguir buscando. Los de más, en mayor o menor medida, centramos nuestra vida en la necesidad de follar, o, si lo preferís en la necesidad de no tener que seguir intentando follar, esto es, encontrar alguien con quien salir.

No tienes Facebook para compartir tus aventuras diarias con tus amigos. Bueno, sí, pero no solo por eso. Facebook es, además, un sitio donde pavonearte frente a la persona(s) que te gusta(n). Lo es de un modo menos directo que redes sociales anteriores cómo el Messenger (seamos sinceros, el messenger se usaba solo para ligar) o posteriores, cómo el famoso Badoo, pero en el fondo si uno conserva su Facebook es un 90% para hablar con esas personas a las que ha conocido el fin de semana y que son posibles candidatos/as de follar y el otro 10% para seguir manteniendo el contacto con ese colega del país aquel tan raro que vino de intercambio un año.

Lo mismo se puede aplicar para las discotecas, sitios infernales cómo concepto, con la música demasiado alta para hablar y demasiada gente en cada puta esquina para sentirte comodo. En realidad las discotecas son una puta mierda, y sin embargo seguimos yendo. Y lo hacemos porque en esta sociedad individualizada en la que uno apenas sabe el nombre de sus vecinos son un entorno menos hostil para conocer gente nueva, porque, en el fondo, todos hemos entrado ahí a intentar follar. Sí, podéis decirme lo que queráis, que si "vais a la discoteca a pasaroslo bien" o que si "cuando entráis en una discoteca no vais a ligar nunca", es puta mentira. Si quisiesis pasaroslo bien hay planes más baratos y menos incomodos que elegir y si os quedáis en una puta esquina sin hablar con nadie, probablemente se deba más a vuestra vergüenza que a no tener ganas de ligar. La gente se arregla para ir a discotecas por un motivo, y no es "pasarselo bien con sus amigos" precisamente.

Si vas al gimnasio, haces dieta o empiezas cualquier tipo de rutina para cuidarte es muy probable (por no decir seguro) que lo hagas porque quieres follar. Sí, está el factor salud, el factor sentirte bien contigo mismo y la idea de que existe gente (a la que nunca entenderé) a la que hacer deporte le parece super divertido, es verdad, pero a no ser que estéis federados en algún equipo (o lo hayáis estado en algún momento) es probable que uno de los motores que os ha llevado a coger esa rutina haya sido la falta de sexo, el buscar resultar más atractivo para el sexo contrario (o el propio -depende de la persona) y sentirse uno mismo además más atractivo (que al final es cómo arreglarte para salir, da confianza). Verte mejor para que te vean mejor, en definitiva, falta de sexo y ganas de follar.

El sexo, o la falta del mismo, es nuestro motor para hacer un montón de cosas que de otro modo puede que no hiciesemos. Y nos pasa a todos, incluso a esa persona que te jura y perjura que no, ese (o esa) también. Aunque esa misma gente me vaya a decir que es que "piensa el ladrón que todos son de su condición" o alguna mierda así, en el fondo sabéis que es verdad, porque si no no haríais la mitad de las cosas que hacéis, o no las haríais ni igual ni tan a menudo.

Marca España


El problema educativo en su máxima expresión. 

Maleducados por un sistema pésimo y un mundo que exige cada vez menos esfuerzo y sobreprótegidos por un papi-estado que no quiere dejar de vernos cómo críos terminamos cómo este chaval, que en realidad no tiene culpa de nada, solo es un paleto más, cómo tú, cómo yo, y cómo toda está generación de incompetencia y falsa preparación.

Que te concedan la palabra en el parlamento europeo y termines imitando a un personaje despreciable de un programa basura que solo se emite en tu país solo se puede clasificar de paleto. Esta es su famosa Marca España Sr.Rajoy. He aquí los frutos de su esfuerzo, y el de el resto de roedores que calientan asiento en la cámara de los diputados. Somos el primo tonto del viejo continente, el payaso de la clase que no sabe que no se ríen con él si no de él.

De corazón, gracias.