Presidente por accidente.

Lo consiguió Pedrito.

Como son las cosas que quien fuese hace unos años el mayor cero a la izquierda de la actualidad política, no sólo es ahora la persona más importante, si no que ha revalidado su presidencia (de tránsito tras la moción de censura) no en una, si no en dos elecciones. Y después de meses de discusiones que no iban a ningún sitio, de mucho hablar, pactar y decir con este no y este tampoco, ahora, por fin, parece que le van a apoyar en el Congreso. Le ha costado, pero lo ha conseguido. El sueño americano en versión patria. Los años 20 no podían haber comenzado más locos.

Y todo se lo debemos a VOX.

La subida del partido de los nazis de Abascal en un momento político tan frágil como el que vive España ahora mismo, ha sido el terremoto que ha terminado de dividir nuestro país en dos. En la España de los "Españoles de Verdad™" y la de los que, como el que escribe estas líneas, debemos ser antiespañoles, comunistas, filoetarras, bolivarianos, o todo a la vez, pero no auténticos patriotas. La locura reaccionaria que ha infectado a la mitad del país, y que ha convertido al partido Verde en la tercera fuerza política y en los representantes de la España rural (a pesar de que sus cuatro caras visibles sean un tío que se apellida Ortega Smith, un tío que solo se ha dedicado a ser político y chupar de la teta del estado desde los 18, el hijo de un marqués y su mujer -e hija de un magnate cubano) ha infundido suficiente miedo en sus rivales como para que apoyar al PSOE de Sánchez no parezca tan mala idea, y que al partido de los EREs y los GAL, meter a los de Iglesias en los ministerios les parezca fenomenal.

Ojalá Pedro se lo agradezca en su discurso presidencial. Ojalá le eche cojones y diga algo como "y quiero agradecerselo a mi amigo Santi, sin el cual nada de esto hubiese sido posible" no lo va a hacer claro, pero sería gracioso.

Habrá que ver qué pasa ahora. Con fortuna no pasará nada. Serán los cuatro años de calma chicha que tanto necesita España. Algo que ayude a calmar los ánimos y equilibrar las cabezas, y con suerte hasta saque a los tarados mentales de Abascal de las instituciones. No va a pasar, claro que no, pero uno puede soñar.