El enemigo en casa

El otro día hablaba con una amiga de feminismo y le decía que a mi me parece muy bien el feminismo pero que también es cierto que hay muchas mujeres que, aparentemente, parecen querer mantener ese retraso y esa falta de igualdad. Me explico, si uno coge cualquier revista "para mujeres" se vende un estereotipo. Se vende moda y superficialidad, y dietas y modos en los que satisfacer a tu pareja. Las revistas tipo Cosmopolitan, tan femeninas (y hasta cierto punto autoconsideradas "feministas"), escritas por mujeres, para mujeres, venden mucho a la mujer objeto. Eso por no hablar de Cuores y de más con sus especiales de "Aaahrgs" y de más soplapolleces en las que las imperfecciones son constantemente humilladas.

Una minoría vendiendo sus propios estereotipos.

El enemigo en casa.

No se puede avanzar, en el tema del feminismo por ejemplo, si un alto porcentaje de las mujeres está de acuerdo con esa versión estereotipada y hueca. Así que tal y como yo lo veo, falta de la igualdad entre hombres y mujeres y todas esas cosas viene en parte de que hay una gran masa que no quiere cambiar lo que está establecido. La mujer debe arreglarse y estar guapa, y cualquier otra cosa es de horteras.

Ese ejemplo es aplicable también al mundo en el que vivimos.

El día 29 está convocada una huelga general y manifestaciones en todas las ciudades, y a mi no me cabe duda que, al menos las manifestaciones, serán multitudinarias. La gente se echará a la calle y protestará, protestará por lo que sea, pero protestará para cambiar las cosas. Yo es probable que vaya también, no porque este en contra de la reforma laboral (no me la he leído todavía, no puedo tener una opinión formada sobre el tema), si no porque creo que cualquier acción que aparentemente busque cambiar el sistema en el que vivimos es algo que merece la pena ser apoyado. El mundo no funciona y hay que cambiarlo.

Me consta que somos muchos los que pensamos así, y si no gente que simplemente está desencantada con su situación, así que como he dicho, no me cabe duda que saldrá mucha gente a gritar el 29. Saldrá en las noticias y el día 30 será la portada de todos los periódicos. Se hablará de la reacción de Mariano Rajoy ("(8)...Mariano Rajoy, partido popular contigo estoy...(8)") y de Rubalcaba, se consultará a la gente, y todas esas chorradas que hace la prensa después de que pase "algo".

¿Y luego que? Luego nada. Luego todo seguirá igual y la reforma laboral seguirá siendo la misma y el gobierno el mismo y pasada una semana nadie hablará de la huelga general. Comenzarán a pensar en la siguiente salida, se convocará otra manifestación y poco más pasará. Tal vez, y solo tal vez, dure algo más porque haya lío en algún sitio, o porque unos espontáneos decidan acampar (ya lo hemos vivido eso), pero en verdad será algo pasajero y al final todo seguirá igual.

Porque el año pasado pasó lo mismo. 15-M, máxima líada. Todo el mundo en la calle, en Sol no cabía nadie, los indignados acamparon y estuvieron allí dos meses, y al final ¿que cambió? (y no me refiero a los cambios individuales, los desahucios que hayan podido evitar y esas cosas, hablo de la intención original del 15-M, la intención de la plataforma "Democracia Real Ya") nada, no cambió una mierda. Porque cinco días después el PP lo petó en las autonomías y después en Noviembre obtuvo la mayoría absoluta. Porque en realidad los que habíamos salido a protestar, aunque muchos, seguíamos siendo una minoría, porque en realidad a la inmensa mayoría "cambio" significa votar al otro partido.

Hay una inmensa mayoría de los ciudadanos que vive cómoda en su situación, o, mejor dicho, que tal vez no vivan comodos, pero la idea de perder lo que tienen poniendo el sistema del revés no les interesa para nada y no moverán un dedo por cambiar las cosas. Y ojo, no se lo reprocho, no quiero que suene a reproche, ni quiero que suene a que me parece fatal que piensen así ni nada, cada uno puede pensar como le de la gana. Lo pongo como un echo, como algo que ocurre.

Y el problema que surge con esto es lo mismo que con el feminismo, que al final no estás enfrentándote solo a "tus enemigos" (en este caso una democracia irrisoria y unos gobiernos más preocupados de obtener el poder que de hacer que la cosa funcione a los que, seamos sinceros, ni tu ni yo les importamos una puta mierda) si no que también tienes que enfrentarte a un gran porcentaje de los que son "tus compañeros".

Tienes al enemigo en casa.

Y mientras siga así, mientras tu enemigo siga siendo en una medida (más grande o más pequeña) el mismo que esperas que te ayude... los cambios se verán lastrados.


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A pesar de todo, hay que seguir intentándolo siempre. Una cosa no quita la otra tampoco.

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