El hombre del saco.


Que los padres usan el miedo como método de control sobre sus hijos es algo tan viejo como el tiempo. Historias como la del hombre del saco, el coco o la bruja piruja, incluso en sus versiones positivas como la del cuento de Papa Noel o el de los reyes magos (que en lugar de "secuestrarte", simplemente se saltaban tu casa si no te portabas bien) cumplían la doble función de aterrar a los niños y mantenerlos bajo control. Bastaba con decir que el coco se lleva a los niños que se portan mal para que un niño comenzase a portarse bien, aunque la idea de la que partían todas estas historias (gente que vive en tu armario o debajo de la cama, seres mágicos que reparten regalos alrededor del mundo montados en animales voladores...) fuese una soberana chorrada. Funcionaban, y funcionan, porque la mente de un crío da por posible absolutamente todo. Desconoce tanto del mundo que en su mente que un tipo vaya por el cielo volando en un trineo arrastrado por renos o que un secuestrador de niños se esconda en todos los armarios del mundo al mismo tiempo es algo factible. El problema es que una vez el niño crece y aprende cosas sobre el mundo que le rodea se da cuenta de que todas estas tonterías se caen por su propio peso. Los renos no vuelan, los camellos no vuelan, y si un tipo en algún momento de tu vida estuvo viviendo debajo de tu cama, lo más probable es que haya muerto de inanición.

Además, según va creciendo el ser humano, la presencia de sus padres como los seres que controlan su vida va perdiéndose. O más que perdiéndose, lo acertado sería decir que el poder cambia de manos. Tu vida pasa a estar controlada por las normas sociales y en última instancia, por el gobierno elegido democraticamente que toma por ti las decisiones acerca de esas normas para que tu no tengas que preocuparte por nada. Papi-estado toma las riendas diciéndote a que hora puedes llegar a casa y cuantas horas de televisión diarias puede ver. Es Papi-estado el que te dice que hagas los deberes y el que te castiga si te portas mal. De hijo de tus padres pasas a ser un hijo de la sociedad en la que vives. Y tus nuevos papis, Estado y Democracia, deben controlarte, porque para ellos no eres más que un infante desvalido que si fuese dejado solo probablemente terminase haciéndose daño. En su infinita bondad Papi y Mami recurren a los viejos trucos de tus anteriores padres para controlarte, el problema es que, como hemos dicho, el cuento del hombre del saco y los de más monstruos de debajo de la cama son historias que se caen por su propio peso, así que ha de recurrir a nuevos fantasmas para asustarte. Fantasmas que, igual que los anteriores hacían con los niños, jueguen con tu ignorancia de como funciona en realidad el mundo para asustarte.

Y así nacen los nuevos fantasmas, que tienen nombres mucho más trabajados como "Cambio Climático" (también conocido como "Calentamiento Global"), "Ondas electromagnéticas cancerígenas", "Terrorismo" o "Epidemia" (que es un monstruo que cambia de nombre según la época del año en la que te cuenten su historia), por poner solo cuatro ejemplos. Papi-estado sabe que ignoras lo más básico acerca del funcionamiento del mundo en general y la ciencia en particular, lo sabe porque se ha encargado expresamente de que no aprendas eso nunca. Así que cuando te cuentan el cuento de que las moléculas de CO2 dejan pasar el calor pero no dejan que salga, o que las ondas electromagnéticas de la antena que te han montado en el tejado te pueden dar cáncer, o incluso que el mundo es un lugar peligroso, lleno de terroristas afganos y que por eso hay que invadir Irak, que es un país que no tiene nada que ver con Afganistán pero tiene más petroleo, pues te lo crees. Te lo crees porque sale Al Gore con un montón de gráficas y la firma de científicos confirmando sus teorías, o porque lo dicen los medios de comunicación, y la tele jamás te mentiría, o porque lo dice el presidente de tu país y siempre resulta más bonito pensar que el atentado más terrible de la historia de tu país fue perpetrado por unos árabes pirados a pensar que fue el propio gobierno el que demolió dos de los edificios más celebres de una de tus ciudades más importantes para meter a tu país en una guerra contra otros tipos distintos y así conseguir control sobre los pozos de petroleo. A esto ayuda también que salga un montón de gente supuestamente afectada por el hombre del saco, gente que dice haber cogido cancer por usar el móvil, que se considera sensible a las ondas electromagnéticas, gente que dice que en su país hace más calor y que no es casualidad si no que es el calentamiento global, gente que hablan de que sus vecinos son una célula terrorista y que dicha afirmación nada tiene que ver con su evidente racismo, o incluso gente que dice haber muerto por haber comido pepinos en mal estado, y que eso nada tiene que ver con tener 180 años y más problemas de salud que toda la planta de urgencias de un hospital entera. Esa gente hace las veces de aquellos que, cuando eras niño, te decían haber visto a los reyes dejar los regalos, o que decían haber tocado al monstruo de debajo de la cama o haber visto escapar por la ventana a la bruja piruja. Lo que pasa es que lo que antes eran "tonterías de crio" fruto de la imaginación hiperdesarrollada, cuando lo dice un adulto tiene que ser verdad, porque no puede ser que tanta gente sufra brotes psicóticos que les produzcan alucinaciones ¿no?.

Y así Papi-Estado mantiene su control sobre sus niños, porque están demasiado asustados para hacer preguntas y parece demasiado complicado levantarse a comprobar si hay monstruos en el armario. Es mucho más fácil aceptar que hay monstruos, pasar por caja mes a mes y seguir viendo a la Esteban, que siempre te ayuda a olvidar durante un par de horas que tienes miedo. Por suerte no todos son así y hay un montón de gente dispuesta a hacer las funciones de ese tipo que en el colegio llegaba un día y te decía "oye, que los reyes magos son los padres". Muchísimos científicos (que en contra de la creencia popular no viven en mansiones o conducen ferraris que pagan las petroleras, la industria farmacéutica o las empresas de telefonía, si no que suelen ser los más muertos de hambre de todos) dispuestos a levantarse y decir "esto son gilipolleces" a través de ese patio de colegio mundial que es Internet. A estos recientemente se les ha unido la gente que hace posible el programa "Escépticos" de la ETB, que ayer hablaron de ondas electromagnéticas y cáncer y cuyo programa os animo a que veáis aquí. Porque perder 30 minutos de vuestro tiempo en ver un vídeo merece la pena si así vais a dejar de tener miedo a, como mínimo, un fantasma.

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