Lo punk de ser normal


Da la sensación, en esta época loca en la que vivimos, que la gente siente la imperiosa necesidad de sobresalir sobre la masa. Curiosamente la gente con esa necesidad tiende a adaptarla de un modo que simplemente terminan pareciendose a otro colectivo, al fin y al cabo, tu originalidad no es tal si tus diez o doce amigos visten y actúan igual que tú. Y pasa con todos los colectivos, me da igual que seas rapero o heavy, un friki o un alternativo de esos de long board, TATUS (lo pongo en mayúsculas porque ODIO que a los tatuajes se les llamen TATUS) y dilataciones, vas a creer que eres el más original del mundo y que tu no vas de acuerdo a las normas del mercado, que no te va ese rollo comercial ni mierdas, pero en el fondo no dejas de ser un tipo disfrazado de "tu rollo".

Así que en un mundo en el que la gente tiende de manera exagerada a la exposición pública, en la que la necesidad de ser único y original es tan grande (y termina de un modo tan sumamente equivocado), encuentro super punk a la gente que simplemente se acepta cómo es. Una persona capaz de decir que "le gusta la música que suena en la radio" que reconoce que se lo pasa bien en el cine pero que tampoco te creas que le gusta mucho, y que no tiene más necesidad que la de tener un trabajo que le de para un coche y una casa y formar una familia o alguna mierda de sueño sencillo de ese nivel. Hemos creado tanta necesidad de tener un personaje que encuentro a estos perfectos don nadie cómo el arquetipo del punk moderno. A esta gente si que se la suda lo que diga la gente de ellos, lo que se lleve o lo que se deje de llevar.

Esta puta gente, en su vulgaridad absoluta, es una de las máximas expresiones de autenticidad de este siglo.

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