El problema. (Introducción y Primera Parte)

Llevo casi toda la cuarentena desconectado de la prensa. Porque los primeros quince o veinte días hubo tal batiburrillo de informaciones continuas y contradictorias que me saturé y decidí alejarme de prácticamente todo lo relativo a la prensa y la actualidad sociopolítica del país.

Hoy he visto unas portadas, sobre todo de medios de derechas, alertando del "fin de la libertad de prensa" y la llegada del autoritarismo gubernamental, y claro, me he preocupado y he buscado información. Resulta que el Gobierno central pretende aprobar una ley (¿o ya la ha aprobado? no me ha quedado claro ese detalle) para reforzar la regulación en contra de las fake news, y en la España polarizada en la que vivimos hoy en día, la derecha parece haber optado por el lado de estar en contra de esto, mientras que la izquierda, por algún motivo que no he sido capaz de comprender, parece estar de acuerdo. Digo "no he sido capaz de comprender" porque a mi me parece que esto es un ultraje a la libertad de prensa clarísimo y algo potencialmente terrorífico, y no hay ningún ángulo desde el que no lo sea. Y sí, es censura. Claro que es censura.

Me siento sucio por estar en el lado de OK Diario y los nazisVOX en cualquier cuestión, pero 2020 está siendo un año rarísimo que solo se pone más marciano con el paso de los días.

Esto va a ser una entrada muy larga, no puedo hablar de las Fake News sin que sea muy larga, ya os voy avisando. O bueno, sí, puedo, pero no me da la gana más bien. Voy a dividir esta entrada en tres partes, en la primera quiero hablar de por qué creo que el problema no son las fake news, en la segunda por qué es peligroso que centremos el problema en ellas y en la tercera en como creo que puede solucionarse el problema de verdad.

Empecemos.




PRIMERA PARTE: Los últimos días del cuarto poder.


Creo que lo más importante a la hora de abordar el tema de las Fake News es entender que las Fake News son un síntoma de un problema mucho más grave. Son el síntoma más fácil de señalar, porque es el problema derivado más grave, más aparentemente presente, y el único que no requiere que hagamos autocrítica, pero desde luego no son EL problema. La crisis del periodismo es EL problema, y la crisis que vive el periodismo nace de un montón de cosas que son mucho más complejas de lo que en un principio podría parecer.

Yo soy un romántico, así que mi manera de ver el periodismo es como la primera línea de defensa que tenemos los ciudadanos frente al poder. Es, o así lo veo yo, la labor del periodista, la de informar al ciudadano de qué están haciendo las personas que mandan, mantenerles al día con la esperanza de que no abusen de ellos sin control. Sí, también tienen que informarte de lo que está aconteciendo en el mundo, por supuesto, pero la labor principal es esa. Si el presidente o la persona en el poder hace algo malo el pueblo necesita saberlo.

Pero claro, como todas estas ideas perfectas y maravillosas, este concepto romántico del cuarto poder que tengo yo no es viable en una sociedad capitalista en donde los medios de comunicación tienen responsabilidades como "pagar sueldos" o "mantener las luces encendidas". En defensa del capitalismo y el libre mercado diré que durante un tiempo las cosas funcionaron más o menos bien, porque había competencia más o menos justa y en más o menos igualdad de condiciones. Cuando no había Internet y la gente tenía que ir a un kiosko a comprar el periódico diariamente para estar informado, la prensa no tenía problema en pagar a sus reporteros y podía centrarse en cosas más propias de su labor, como dar la información bien, pensar antes de escribir, hacer correcciones y todas esas cosas que se le deberían exigir a un medio respetable.

Y entonces llegó Internet.

Internet ha traído un montón de cosas maravillosas, y soy un gran defensor de Internet, pero también ha traído muchas cosas malas, como lo que ha ocurrido con la prensa y los medios de comunicación. Porque la aparición de Internet cambió las reglas del juego tanto y tan rápido que nadie fue capaz de seguirle el paso, que es un poco por lo que estamos en la situación en la que estamos ahora.

Pero ¿Qué es lo que cambió Internet? Para empezar, lo que cambió Internet es el número de competidores y lo justa que era esa competición. El libre mercado solo funciona si las cosas son más o menos justas para todos los implicados, y una vez apareció Internet, en el tema de la prensa... simplemente no lo eran. Y en parte es por culpa de idiotas como yo que, en cuanto pudimos, nos montamos un blog en el que dar nuestras opiniones (mi primer blog yo creo que lo hice con 14 o 15 años) como si le importasen a alguien. Pero no solo blogs, empezaron a aparecer medios digitales; Cuatro amigos con banda ancha y tiempo que perder te podían montar una redacción online de puta madre en media hora. El volumen de "personas dando información" pasó de un limitado número de grandes grupos de prensa que controlaban todo a que cualquier gilipollas con un ordenador pudiese darte las noticias. Y no solo afectó al volumen, afectó a los tiempos en los que se recibían las noticias. En su momento de máximo auge, los periódicos publicaban dos ediciones al día, la de las mañanas y la de las tardes, y luego en la tele/radio tenías una información "más inmediata" que a no ser que hubiese acontecido algo histórico, se daba a unas horas concretas y duraba una duración determinada. Eso era todo. Eso permitía pulir lo que se iba a publicar, pensarlo, matizarlo, contrastarlo y no publicarlo hasta que no fuese la mejor versión posible de esa noticia. Pero Internet cambió eso, porque Internet nos volvió unos animales inmediatos. La información tenía que estar YA, cuando nosotros la quisiesemos. Porque si no nos la das tú nos la dará el de al lado.

Y por encima de todo eso, estaba el tercer gran problema. Lo que había en Internet era gratis.

La democratización de la información es, sobre el papel, una idea fantástica. Todo el mundo, pobre o rico, tiene acceso a esa información. Pero como mi concepto de prensa, no es sostenible. Hace años, cuando la gente empezaba proyectos en Internet, quizás tenía algún plan de mercado, pero en general primaba más el exponerte que el hacer dinero. En general las personas que hacían cosas en Internet se movían bajo una máxima de "vamos a probar a hacer esto y ya pensaremos como viene el dinero más tarde". Pero una empresa que tiene que pagar salarios, facturas, materiales y demás cosas, y que por ello debe cobrar por su producto, no puede competir con eso, claro. No en este sistema.

La consecuencia de esto es que las ventas se desplomaron. Hasta 2008 la cosa aguantó más o menos. Los medios escritos buscaron reinventarse, ofreciendo cosas complementarias al periódico (¿Quién no tiene una colección de DVDs de tal o cual periódico en casa?), y además aún existía cierta responsabilidad entre los ciudadanos por "comprar el periódico". Conservábamos ese rito de ir al kiosko por la mañana a por la prensa. O mandar a los niños el fin de semana a por el pan y el periódico. En mi casa de hecho se compraban dos generalmente. Pero a partir de 2008 las ventas se desplomaron de forma brutal. La prensa escrita se muere. Y menos ventas son menos dinero, menos dinero es más precariedad, y más precariedad es menos calidad. Porque si estás preocupado por pagar las facturas, si tienes esa urgencia, no puedes estar preocupado de hacer tu trabajo bien. Así que hubo un cambio de mentalidad; En lugar de tratar de adaptar Internet a la prensa (que no creo que hubiese podido hacerse) fueron los medios los que se adaptaron a Internet. El clickbait se convirtió en una práctica común, el sensacionalismo, la inmediatez y el shock buscando las visitas, primaron sobre todo lo demás. Necesitaban que la gente entrase en sus páginas a cualquier precio, porque de eso iba el juego ahora.

Mientras todas estas cosas pasaron llegaron a Internet las redes sociales, que son el clavo definitivo que ha matado a la prensa.

Porque lo que hicieron las redes sociales es que nos hincharon el ego. Dejamos de ser "una persona más en el mundo" a "ser una persona en el mundo a la que la gente podía llegar a escuchar". De repente yo podía soltar mis opiniones, informadas o no, en Internet y que la gente me diese la razón y las validase. Esto nos cambió por completo como usuarios, porque antes uno se sabía ignorante, así que cuando no sabía de un tema escuchaba y buscaba información que gente que supiese del tema hubiese dado (o no, pero sus opiniones no pasaban de la barra del bar de la esquina de su barrio), pero ahora ya no. Porque ahora tu cuñado Manolo podía gritar sus movidas en Internet y que otro festival de ignorantes como él le diesen la razón. Y Manolo se sentía muy bien consigo mismo porque si tanta gente le daba la razón, eso debía significar que estaba en lo cierto. Así que Manolo (y Manolo somos desgraciadamente todos) dejó de buscar la opinión de los expertos y empezó a buscar la opinión de aquellos que estaban de acuerdo con él. Se perdió el espíritu crítico porque si mi opinión de base ya tenía validez ¿Por qué iba a tener que cuestionarme nada?

Y con una prensa luchando por tú click el tono de los medios de comunicación cambió. Ya no debían informarte, ahora debían darte la razón. Y no me entendáis mal, todos los medios de comunicación han tenido siempre una opinión y respondían a una ideología concreta. El País no se volvió de izquierdas por culpa de Internet ni El Mundo de derechas. Pero es muy diferente tener una mentalidad concreta a hacer de esa mentalidad concreta tu carta de presentación. Es muy diferente que prime dar la información y esa información se de bajo una lente particular (porque no somos máquinas) a que lo que hay en la lente importe más que la información dada. Ahora, de repente y por primera vez en la historia, eso era lo principal. Los medios dejaron de "tirar un poco hacia un lado" para empezar a ser altavoces para un lado. Porque, insisto, la gente ya no busca informarse, busca tener razón. Ya no necesita que le digas lo que ocurre, necesita que le digas que lo que él piensa es lo que ocurre.

Con ese panorama... ¿Es tan difícil entender que salgan las Fake News?

En estos tiempos de lucha visceral, inmediatez, una absoluta necesidad de agradar que ha radicalizado la opinión pública, el hecho de que algunos medios empezasen a tirarse triples me parece que era una cuestión de tiempo más que otra cosa. Porque los valores sobre los que nacieron los medios de comunicación ya no existen, porque no pueden existir en este panorama distópico, no pueden existir si la situación de la prensa se ha convertido en Mad Max. Porque a día de hoy, si tienes un periódico en donde tienes que pagar a personas y mantener las luces encendidas... no puedes tener valores, porque los valores no pagan facturas, porque la integridad no te da de comer.

Alimañas como Eduardo Inda no nacen solas, surgen por las circunstancias. Inda no es el problema, Inda es la consecuencia de un problema mucho mayor. Inda es el síntoma que nos advierte del cáncer que ha sido la muerte de la prensa. Y centrarse en arreglar a Inda, sin arreglar el problema, es como solo ir al fisioterapeuta porque por culpa de la leucemia te duele el brazo.

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