¿Por qué celebramos la Navidad?

Me he estado haciendo esta pregunta mucho estas fiestas, en especial desde que se supo que Madrid iba a tener varias cabalgatas en las que, en lugar de tres reyes magos habría dos reyes y una reina magos, y la polémica que se suscito a costa de la decisión.

Yo me encuentro en un dilema ante esta noticia, ya que por un lado, como persona no creyente, no me molesta que uno de los reyes sea reina. No me molestan los cambios integristas y soy ferviente defensor de esa idea pues creo que la discriminación positiva ayuda a sentar las bases de lo que (espero) sea un futuro menos discriminatorio. Que un personaje de ficción pase de hombre a mujer me parece normal en el S.XXI, teniendo en cuenta que la mayor parte de ellos fueron creados en épocas muchísimo menos integristas. Es lo mismo que me ocurre con los cómics, no me molesta las decisiones de discriminación positiva que está tomando Marvel ahora por ejemplo, pues creo que unos cómics que fueron creados en los 60 y en donde predomina el varón blanco no son representativos ya del mundo multicultural en el que nos movemos. Dicho lo cual, también comprendo la postura de los creyentes que se sienten ofendidos ante la idea que Melchor sea ahora una señora.

Hay que entender que para el creyente, los reyes magos no son personajes de ficción, si no figuras históricas, pues, a ojos del creyente, lo escrito en la biblia es historia. Jesús era un tipo que nació en Belén y andaba por ahí curando a enfermos con sus manos desnudas y resucitando a gente, y eso PASABA. Así que para ellos no es que se esté cambiando de sexo a un personaje de ficción, es que se está cambiando de sexo a una figura histórica. Por poner un ejemplo, para ellos lo que ocurre en esos distritos de Madrid es lo mismo que si hiciese una película de, no sé la llegada de Colón a América y los reyes católicos fuesen una pareja de gays o de lesbianas.

Ya sé lo que estáis pensando, y pienso lo mismo, que no deberíamos regir nuestras decisiones en base a una minoría que cree en personajes grandes hermanos imaginarios que nos juzgarán al final de los días o que, como el ministro del interior, tienen ángeles de la guarda con los que hablan y a los que tutean (el del señor ministro se llama Marcelo por cierto) y que los ayudan a aparcar y movidas. No deberíamos regir nuestras decisiones en base a esa minoría de enfermos mentales, y sí, tenéis razón, estoy de acuerdo con vosotros, de verdad, pero es que lo que estamos celebrando en este país que, a pesar de que nos jactamos de ser laicos y expulsar la religión de nuestros colegios públicos (o al menos intentarlo) somos uno de los países que más ritos tribales celebra (*cough*Semana Santa*cough*), es la NAVIDAD. Y la NAVIDAD no es más que, en definitiva, una fiesta cristiana.

Así que lo que cabe preguntarse no es si Reina Maga sí o no, si no ¿Por qué narices seguimos celebrando la Navidad? Y no me entendáis mal, no tengo nada en contra de estas fechas. De hecho soy una de las personas que más oiréis defendiendo estas fiestas, pues, desde mi punto de vista, suponen el reencuentro con familiares y amigos que vuelven a casa. Me encantan las comidas familiares pues tengo la suerte de haber crecido en una que nos llevamos bien todos y me encanta la comida y ¡que coño! también me encantan los regalos. Pero yo no celebro el nacimiento del salvador ni los acontecimientos pseudo-históricos escritos en un libro antiguo. No celebro esos ritos porque no creo en ellos, y no me parece mal que las personas que crean en ellos los celebren, pero a lo que voy es a que es como el Ramadán. No creo, así que no celebro la Navidad. Para mi esto son vacaciones.

Y no entiendo el sentido de continuar festejando estas fiestas en su sentido cristiano si las personas que aún las celebran con ese significado religioso son (al menos desde mi punto de vista) una minoría aislada. No entiendo el sentido de la cabalgata de los reyes magos si todos creemos que son figuras mitológicas no más reales que el minotauro del laberinto. Así que, en vista de que no entiendo el sentido de celebrar la Navidad más, propongo cambiar estas celebraciones y eliminar del todo su sentido religioso. Volvamos a las celebraciones del solsticio de invierno e inventemos nuevos personajes que traigan regalos a los niños. Quizás hasta se podrían quedar Papa Noel y el Olentzero, pues su asociación religiosa es en el primer caso muy vaga y ya absolutamente olvidada y en el segundo directamente inexistente, pero eliminemos a los reyes magos e inventémonos otros personajes. Podríamos decir que vienen Las tres estaciones futuras (un Otoño, un Verano y una Primavera y así tenemos diferentes sexos) a celebrar el nacimiento de su hermano invierno. PUM. El problema estival solucionado con una chorrada.

Pero no celebremos Navidad más, en serio, que a nadie le importa ya.

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