La inspiración, la felicidad y la tristeza.

Dicen que la perdida y la tristeza inspiran más que el amor y la felicidad, pero no es verdad.

El ser humano tiende a considerar como más "autenticas" y a valorar más aquellas expresiones artísticas que hablan de dolor. Existe una tendencia natural del ser humano hacía la tragedia como expresión máxima del sentimiento, lo que nos conduce inevitablemente a valorar más los dramas que las comedias o a sentirnos más identificados con las canciones que hablan de perdida que las que hablan de lo bien que uno se siente.

Pero no es cierto que la perdida y la tristeza sean más inspiradores. Es solo eso, que nosotros los valoramos más.

Tengo una teoría al respecto, a sobre porque el ser humano valora más lo malo que lo bueno. Tendemos, a infravalorar y no tener en cuenta las cosas buenas de la vida, y esta tendencia es algo normal y natural. Soy consciente de que hay mucha gente (muchísima gente, más de los que siquiera llegamos a plantearnos nunca) que tiene mucha mala suerte al nacer, pero también existe mucha gente, y creo que somos mayoría, que nacemos en unas condiciones de vida "buenas". No hablo de dinero o de los bienes materiales que la familia de uno tenga, eso no importa, puedes nacer en la familia más rica del planeta y haber tenido mala suerte, porque de lo que hablo es del cariño y el afecto paterno. Desde pequeños recibimos esa "felicidad" plena que (ya digo, aunque tengáis mala suerte) tus padres te transmiten, esos buenos sentimientos también te los transmite tu familia y los amigos que vas haciendo, por regla general, a lo largo de tu infancia. Durante tus primeros años de vida, durante tus primeros pasos, ignoras que existe el mal en el mundo, tu situación natural es la felicidad, crees en ella y es lo que naturalmente esperas de la vida.

Entonces creces y aprendes que el mundo no es un camino de rosas y que existe el dolor y la perdida. Aquella vez que te rompieron el corazón por primera vez, el primer amigo que te traicionó, aquella persona cercana que murió... pequeños y grandes golpes que te enseñan la otra cara del mundo. Y del mismo modo que en tu paso de niño a adulto dejaste de creer en los reyes magos, Papa Noel, en Superman o en que tu padre era capaz de cualquier cosa, ese sentimiento de "felicidad natural" se pierde en el olvido. Dejas de creer que el mundo sea de color de rosa y relegas ese sentimiento a la inocencia y simpleza que, consideras, era tu infancia.

No existen los dramas para niños, ni las películas que no acaben bien porque los niños no creen en los finales tristes. Cuando creces sin embargo, cuando te haces adulto... bueno, esa inocencia se pierde y dejas de creer en los finales felices. Si, están bien, son bonitos, pero son mentira.

Valoramos más el drama porque nos lo creemos más que la comedia, y las canciones de desamor porque nos resulta una visión más realista y con la que nos cuesta identificarnos menos que con las canciones alegres.

Pero eso no quiere decir que la tristeza sea más auténtica que la felicidad, ni mucho menos que sea más inspirador.

En mi caso, por mi experiencia personal, en las épocas en donde he estado "mal" he sido incapaz de trabajar, puede ser que lo poco que conseguía escribir resultase más crudo y menos refinado (más "touchy" que dirían los americanos), pero a nivel de producción, he sido más prolifero cuando he sido feliz que cuando he sido alguien triste.

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